dilluns, 26 de gener del 2009

VICENÇ NAVARRO: LAS RAÍCES DE LA GUERRA DE AFGANISTÁN


Vicenç Navarro
LAS RAÍCES DE LA GUERRA DE AFGANISTÁN


El nuevo Presidente de EE.UU., el Sr. Barack Hussein Obama, ha
indicado que una de sus intenciones es pedir a sus aliados de la
NATO que aumenten su contribución a la guerra del Afganistán. De
ahí la urgencia de que la población española esté informada sobre el
origen de aquel conflicto. Por desgracia, la gran mayoría de los
medios de información españoles han dado una versión sesgada de
lo ocurrido en aquel país.



La primera vez que Afganistán apareció en los medios de información
españoles fue en los años ochenta cuando tales medios se refirieron a la
intervención de EE.UU. para parar la invasión de aquel país por parte de la
Unión Soviética. Afganistán corría el peligro de transformarse en una
colonia más del imperio soviético, lo cual fue impedido por la intervención
estadounidense en apoyo a las fuerzas de liberación que luchaban en contra
de un gobierno títere, satélite del existente en la Unión Soviética. Esta es la
versión más generalizada de lo que ocurrió en Afganistán en la década de
los años ochenta y después.


La segunda vez que Afganistán apareció en tales medios fue cuando, menos
de un mes después del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de
Septiembre de 2001, las fuerzas armadas de EE.UU. atacaron el régimen
talibán existente en aquel país, provocando su caída y sustitución por un
gobierno, nombrado en la práctica por el gobierno federal de EE.UU. Hasta
aquí la versión oficial, reproducida en los medios de información y
persuasión españoles. Tales versiones, sin embargo, (y muy en particular la
primera) no se corresponden con la realidad. Y es de una enorme
importancia y urgencia que se corrija tal versión, dando a conocer la
historia real de aquellos hechos. Existen varios libros que han informado
críticamente de la versión de los hechos promovida por los medios de
persuasión e información dominantes en EE.UU. y Europa. Entre ellos
destaca el informe Afganistán, Another Untold Story, de Michael Parenti,
publicado en Znet.


¿QUÉ PASÓ EN AFGANISTÁN?


Afganistán, uno de los países más pobres del mundo, estuvo regido hasta la
década de los años setenta por un sistema feudal en el que el 75% de la
tierra era propiedad del 3% de la población rural. Era un sistema basado en
una enorme explotación, causa de la enorme pobreza de su población. Pero
donde hay explotación suele haber también resistencia. Y en los años
sesenta las fuerzas opositoras a aquel régimen feudal (gobernado por una
monarquía) establecieron el Partido Democrático Popular (PDP) que lideró la
resistencia que forzó el derrocamiento de la Monarquía en 1973, siendo ésta
sustituida por un gobierno que fue, además de ineficaz, corrupto,
autocrático y poco popular. El PDP había tenido la fuerza para exigir la
destitución y abdicación del Rey pero no había tenido la suficiente fuerza
para cambiar el régimen. La insatisfacción con el régimen, sin embargo,
alcanzó tal nivel que en el año 1978 hubo gran número de movilizaciones
populares que forzaron la dimisión del gobierno. Y parte del Ejército no
resistió tales movilizaciones. Antes al contrario, las apoyaron,
estableciéndose así el primer gobierno popular dirigido por el PDP y liderado
por un poeta y novelista nacional, Noor Mohammed Taraki, (el García
Márquez de Afganistán). El PDP fue el partido gobernante que inició gran
número de reformas incluyendo la legalización de los sindicatos, el
establecimiento de un salario mínimo, una fiscalidad progresiva, una
campaña de alfabetización, y reformas en las áreas sanitarias y de salud
pública que facilitaron el acceso de la población a tales servicios. En las
áreas rurales, facilitó el establecimiento de cooperativas agrícolas. Una
reforma que también tuvo un enorme impacto fue la de favorecer la
liberación de la mujer, abriendo la educación pública a las niñas además de
a los niños, y facilitando la integración de la mujer al mercado de trabajo y
a la universidad. Como escribió el diario San francisco Chronicle (17 de
Noviembre de 2001) “bajo el gobierno PDP, las mujeres estudiaron
agricultura, ingeniería y comercio en la Universidad. Algunas mujeres
tuvieron puestos en el gobierno y siete de ellas fueron elegidas al
Parlamento. Las mujeres conducían coches, viajaban libremente y
constituían el 57% de los estudiantes universitarios”. El profesor John Ryan
de la Universidad de Winnipeg, experto en economía agrícola y conocedor
de Afganistán ha indicado que la reforma agraria iniciada por aquel gobierno
tuvo un enorme impacto en el bienestar de las poblaciones rurales. Tal
gobierno eliminó también el cultivo del opio (Afganistán producía el 70% del
opio consumido para la producción de heroína).


Ahora bien, tales reformas generaron unas enormes resistencias por parte
de aquellos grupos cuyos intereses estaban siendo afectados
negativamente. Entre ellos, tres grupos dirigieron la oposición. Uno fueron
los terratenientes propietarios de grandes explotaciones agrícolas; el otro
fueron los líderes religiosos, que se opusieron por todos los medios a que
las mujeres se emanciparan; y un tercer grupo fueron los traficantes de
opio. En ayuda de tales grupos vinieron Arabia Saudí, el estado
fundamentalista que aporta ayuda a los fundamentalistas islámicos; el
Ejército del Pakistán, temeroso que las reformas afganas contaminaran a
las clases populares del propio Pakistán y, como no, el gobierno federal de
los Estados Unidos.


¿POR QUÉ EL GOBIERNO FEDERAL DE EEUU?


Hay que subrayar que incluso la CIA, la agencia de espionaje del gobierno
federal de EE.UU. había reconocido el carácter popular y autónomo del PDP
y nunca (durante el periodo que tal fuerza política batalló en contra del
régimen feudal) se refirió al PDP como “agente de Moscú”. Era plenamente
consciente que tal fuerza política respondía a una demanda propia que tenía
su propia independencia y autonomía. A pesar de ello, y antes de que la
Unión Soviética interviniera en Afganistán, el gobierno federal de EE.UU.
estaba financiando las fuerzas extremistas y fundamentalistas afganas que
estaban intentando sabotear las reformas que el gobierno PDP (incluyendo
las escuelas públicas en las zonas rurales que educaban a las niñas). El
señor Brzezinski, del Consejo Nacional de Seguridad del Presidente Carter,
ha admitido que el gobierno estadounidense financió a las guerrillas
extremistas que realizaron tales actos de sabotaje, quemando, por ejemplo,
las escuelas públicas. Es más, el gobierno federal de EE.UU. alentó un golpe
miliar en contra del gobierno PDP que tuvo lugar brevemente en 1979 y que
asesinó a Tarak y a miles de dirigente del PDP antes de que militares
próximos al PDP retomaran el poder.


La hostilidad del gobierno federal de EE.UU. hacia las reformas del gobierno
PDP se basaba, en parte, en la oposición del gobierno de EE.UU. hacia la
nacionalización de la tierra y otras intervenciones que entraban en conflicto
con el ideario del gobierno federal estadounidense, reformas que, además,
contaban con el asesoramiento de técnicos procedentes de la Unión
Soviética. El gobierno de EE.UU. estaba preocupado por la posible
expansión de la influencia soviética. Detrás de tal apoyo había un
anticomunismo fundamentalista, reflejado en la figura de Brzezinski (un
polaco anticomunista fundamentalista), que consideraba que el objetivo
fundamental de la política exterior de EE.UU. debiera ser eliminar la
influencia de la Unión Soviética en el mundo, a costa de lo que fuera,
incluyendo a costa de apoyar algunas de las fuerzas más retrógradas y
reaccionarias existentes en el mundo, como eran los fundamentalistas
musulmanes afganos.


La alianza de EE.UU., Arabia Saudí y Pakistán era enormemente poderosa y
amenazaban la continuidad del gobierno del PDP. De ahí que el gobierno
pidiera ayuda a la Unión Soviética, ayuda que fue rechazada en varias
ocasiones, hasta que por fin, el gobierno de la URSS aceptó enviar fuerzas
armadas en ayuda del Ejército Afgano (leal al PDP) que estaba en contra de
las guerrillas fundamentalistas de Mojahidden (Islamic guerrilla fighters)
apoyadas por EE.UU., Arabia Saudí y Pakistán.


LA ENTRADA DEL EJÉRCITO SOVIÉTICO EN AFGANISTÁN


Por fin, en 1979, el gobierno de la Unión Soviética aceptó la petición del
gobierno PDP de enviar tropas en ayuda del ejército en contra de aquella
movilización de fuerzas internacionales que estaban cuestionando su
estabilidad y viabilidad. En parte esto era también lo que deseaba el
gobierno federal de EE.UU. pues inmediatamente se tomó tal invasión como
excusa para movilizar el mundo musulmán en contra del apoyo de la URSS
a un gobierno lacio, progresista y deseoso de modernizar el país. EE.UU. y
Arabia Saudí, las fuentes de la reacción, gastaron 40 billones de dólares en
apoyo de los Mojahidden, a los cuales se unieron 100.000 musulmanes
fundamentalistas procedentes del Pakistán, Arabia Saudí (incluido Bin
Laden), Irán y Argelia, armados y asesorados por la CIA.


Diez años más tarde las tropas soviéticas abandonaron Afganistán. La
guerra, sin embargo, continuó tres años, período en el que el gobierno PDP
continuó siendo popular, y ello a pesar de los enormes destrozos de la
infraestructura del país, resultado de la gran hostilidad de la alianza
reaccionaria. Incluso después del colapso de la URSS, el gobierno continuó
gobernando un año más, a pesar de no recibir armas que pudiera utilizar
para defenderse de las fuerzas extremistas apoyadas por los gobiernos de
EE.UU., Arabia Saudí y Pakistán. Una vez más, tal como ocurrió en la
República Española, la falta de armas fue la causa de que la oposición
venciera aquel conflicto, iniciándose un gobierno de los Mujahidden que
iniciaron una enorme represión, pillaje, con ejecuciones en masa, cerrando
las escuelas públicas, oprimiendo a las mujeres en campañas de violación
sistemática, destruyendo las zonas urbanas. En un informe de Amnistía
Internacional del 2001 esta acusó a los Mujahidden de “violar
sistemáticamente a las mujeres como manera de aterrorizar a las mujeres y
a la población, y como recompensa a las tropas”. El gobierno inició de
nuevo el comercio del opio, con la ayuda de los servicios de inteligencia
paquistaníes y de la CIA (que trabajaron conjuntamente, en apoyo de los
mujahidden) convirtiendo Afganistán en el mayor productor de heroína del
mundo. Varias de las fuerzas militares Mujahidden dejaron Afganistán y
fueron a luchar a Algeria, Chechenia, Kosovo y Cachemira iniciándose así la
red terrorista en defensa del fundamentalismo musulmán.


Una fracción de los Mujahidden fueron los talibanes, el grupo más
fundamentalista de tal alianza, que por su fanatismo, disciplina y crueldad
se impusieron acabando con gobernar amplias zonas del país y por último
tomaron el poder. Prohibieron la música, las escuelas, la educación lacia, las
bibliotecas y cualquier síntoma de modernización. Establecieron orden,
ejecutando a todos aquellos que creaban desorden desde oponentes
políticos a ladrones comunes. Impusieron las Burkas como vestimenta a las
mujeres y prohibieron a los hombres que se afeitaran. Mujeres fueron
privadas de derechos, incluido el de educarse, y aquellas que fueron
consideradas inmorales eran apedreadas y quemadas vivas. Por otra parte
terminaron las violaciones de las mujeres por los Mujahidden y también la
producción de opio. Este gobierno talibán contó con el apoyo del gobierno
federal del Presidente Clinton. Según Ted Rall (“it is about oil”. San
Francisco Chronicle. Nov.2, 2001), el gobierno de EE.UU. pagó hasta el año
1999 el salario de los funcionarios talibanes y no fue hasta el año 2001,
cuando a raíz del ataque a las torres gemelas, que el presidente Bush -a fin
de movilizar el apoyo de la población estadounidense al bombardeo de
Afganistán- denunció el tratamiento de las mujeres en Afganistán. Más
tarde, incluso la señora Laura Bush se convirtió en feminista y denunció
tales abusos. El 11 de Septiembre significó el fin de la alianza talibán-U.S. y
la caída del gobierno talibán sustituido en Diciembre 2001 por otra facción
pro-US de los Mujahidden que inició la lucha contra los talibán. La
producción de opio apareció de nuevo.


Una pregunta que exige respuesta es ¿cómo podía EE.UU. apoyar al
gobierno talibán, sabiendo de su apoyo a Bin Laden y al grupo de terroristas
(que había sido financiado en su origen por EE.UU.)? ¿Cómo es que el
gobierno talibán nunca había sido declarado “un gobierno que apoyaba el
terrorismo”? Una de las razones es que de haber hecho esto hubiera
significado que las compañías pretolíficas estadounidenses no pudieran
haber firmado un acuerdo con el gobierno talibán para construir un
oleoducto que permitiera el transporte del petróleo de Kazajstán y
Turkmenistán al Océano Índico. En realidad, el apoyo hubiera continuado de
no haber ocurrido el 11 de Septiembre. Y desde entonces la historia es bien
conocida.


En todo este proceso, se ha olvidado de que si se hubiera permitido que el
gobierno PDP hubiera hecho las reformas que el país necesitaba, no habría
habido “invasión” soviética de Afganistán, no habría habido guerra de
Afganistán, no hubiera habido Bin Laden y Al Quaeda y no hubiera habido
un 11 de Septiembre. Y es esta precisamente la verdad que se oculta. La
historia habría seguido otros derroteros. Probablemente habría surgido Al
Quaeda, pero el lugar y el formato habrían sido diferentes. En el fondo del
conflicto está la resistencia del gobierno federal de EE.UU. (y sus aliados y
muy en especial Arabia Saudí), y su oposición a las reformas progresistas y
laicas. Ni que decir tiene que existen otras causas de la existencia del
terrorismo islámico. Pero esta resistencia hacia las reformas necesarias y
urgentes lideradas por grupos laicos y progresistas es una de las causas
más importantes. La oposición a la enorme explotación que existe en el
mundo musulmán se ha canalizado a través de fuerzas enormemente
reaccionarias en las que el fundamentalismo religioso se ha promovido para
parar las movilizaciones populares laicas que habrían reducido y eliminado
tal explotación.


Font: Article de Vicenç Navarro, publicat per Sistema Digita


Nota de Pere Fernàndez: que ens agradi més o menys la publicació, no li resta merits ni a Vicenç Navarro ni al seu article.

1 comentari:

  1. Hola Pere! He fet un article sobre integrisme i esquerres en el que també cito aquest bon article del Vicenç Navarro sobre Afganistan. Ja t'he enllaçat al meu bloc. Salut!

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